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El girasol es una planta originaria de América que llegó a España durante el siglo XVI y luego se extendió al resto de Europa. El nombre proviene de su propiedad heliotrópica, o sea, de girar su flor en dirección al sol.
La explotación industrial de su aceite destinada a la alimentación se da solamente el siglo XIX.
Es una planta con un tallo grueso, raíz profunda y una gran flor de color amarillo. Su fruto, las semillas de girasol o pipas, posee una cáscara aplanada de color negro, blanco o estriado, según la variedad, que se puede pelar y comer, crudo o tostado. Las semillas de girasol son uno de los frutos oleaginosos más importantes del mundo, y de ellas se obtiene el aceite de girasol.

El aceite de girasol es un aliado para nuestra salud gracias a sus cualidades antioxidantes y propiedades terapéuticas por ser una rica fuente natural de vitamina E. Esta vitamina es esencial para muchos procesos que se dan en nuestro organismo. Como nuestro cuerpo no tiene la capacidad de producir la vitamina E, es esencial que esté incluida en nuestra alimentación.
La deficiencia de vitamina E por ingestión insuficiente es poco común en la población en general. A pesar de ello, insuficiencias genéticas de la proteína (TTP) y/o una inadecuada absorción o ingestión de materia grasa pueden provocar la falta de vitamina E en el organismo.

La falta de vitamina E en el organismo puede causar neuropatía periférica, daños en el sistema nervioso periférico (nervios periféricos) y en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). Sus síntomas pueden ser diversos una vez que son específicos de los nervios afectados pero, en su forma más común, provoca dolor y somnolencia (hormigueos) en las manos y en los pies.

Otros síntomas de deficiencia de vitamina E incluyen pérdida de la coordinación y equilibrio que, en casos graves, tiene como consecuencia la pérdida de la capacidad de caminar (ataxia espinocerebral), debilitamiento y atrofia de los músculos unidos a los huesos, como el muslo y los músculos de los hombros (miopatía esquelética), lesiones de retina y progresiva reducción del campo de visión (retinopatía pigmentar).

El aceite de girasol es una de las principales fuentes naturales de vitamina E en la alimentación, por lo que es importante no prescindir de él en las comidas.

La fritura es una técnica culinaria que consiste en cocinar los alimentos inmersos en una gran cantidad de aceite a una temperatura elevada. Se puede clasificar la fritura de acuerdo con la cantidad de aceite utilizado: fritura de inmersión y fritura superficial. Aunque se suele considerar más saludable la utilización de una menor cantidad de aceite, este concepto no es del todo cierto. Resulta que la degradación del aceite es mayor en los casos en que exista un menor control de su temperatura y mayor proporción de aceite o alimento expuesto al aire.
Para que obtengamos alimentos fritos más saludables debemos estar atentos a algunas cuestiones:

* La elección del aceite
Además de elegir el aceite más adecuado para el sabor que deseemos dar al alimento, lo ideal es utilizar un aceite rico en ácidos grasos monoinsaturados. Son menos susceptibles al deterioro del aceite por la acción del calor, oxígeno o la luz. Elegir un aceite rico en antioxidantes también lo convierte en más resistente a la fritura.

* Controlar la temperatura
El control de la temperatura al freír alimentos es fundamental. Si el aceite está muy caliente se degradará rápidamente y se formarán compuestos indeseables. Si está demasiado frío no se formará la capa crujiente deseada y el alimento absorberá demasiado aceite. Aunque diferentes aceites tengan resistencias a temperaturas diversas, de una forma general no conviene freír a más de 180 grados. Además, el aceite nunca debe humear.

* Utilizar aceite nuevo
Siempre que un aceite es calentado se degrada. Utilizar un aceite nuevo a la hora de freír es un paso importante para obtener alimentos fritos más saludables.

*Freír alimentos saludables
Cuando freímos un alimento de buena calidad el resultado será más saludable. Freír una buena patata nueva en un aceite virgen extra resultará mucho mejor que si utilizamos una patata congelada y la freímos en un aceite de peor calidad.